Sed
Todo aquel que viaja cumple dos recorridos: uno geográfico, que se desplaza y descubre los misterios del mundo, y otro espiritual y psicológico, donde se revelan los misterios de la personalidad. El que hace suyo el camino, aun sin sospecharse símbolo ni arquetipo, obedece a un llamado ineludible: buscarse a sí mismo.
Eda Sofía escribe con la pasión de quien busca y la urgencia de quien huye. Supo soñar una estupenda novela de iniciación. Isabel, la joven mujer que protagoniza Sed, abandona su vida apacible para entregarse al vértigo de países ignotos, lenguas incomprensibles, relaciones insospechadas. Al igual que los antiguos mitos en los que héroes y heroínas se alejan para volver a sus orígenes ya transformados, lo que le da sentido a la protagonista no es contar su periplo sino relatar, con admirable honestidad, la forja de su destino.
Lo mejor de las novelas iniciáticas es su sed. Su insaciable sed de vida, de placeres, de encuentros, de belleza; pero también de incendios, demoliciones, riesgo. Vivir peligrosamente, sumergida el alma en el hervidero de la juventud, para luego volver, ebria de experiencias y de amor por el lenguaje, a pronunciarse. Por eso el libro de Eda Sofía puede ser leído como un extenso poema narrativo lleno tensiones, aventuras, paisajes y tomas de consciencia.
Al recorrer esta entrañable novela, el lector reconocerá la sustancia de lo memorable y el glorioso nervio de la inconformidad. Comprenderá lo que Cortázar sintetizó en una frase: “Ya para entonces me había dado cuenta de que buscar era mi signo, emblema de los que salen de noche sin propósito fijo”.
Eduardo Parra Ramírez
Pasta blanda:
- Colección: Cuadernos
- Formato: Pasta blanda
- Tamaño: 15.24 x 22.86 cm
- Páginas: 240
- ISBN: 978-607-59667-8-6
- Edición: Sophia Barba
- Cuidado editorial: Alma Martínez y Víctor Uribe
- Diseño gráfico editorial: Eduardo Hermosilla
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