CUANDO UNA VIENE DE PROCESOS OSCUROS, ELEGIR LA VIDA ES LA REVOLUCIÓN MÁS PODEROSA
– Anahí Zúñiga
Te invitamos a leer las experiencias personales de nuestros lectores y por qué ellos también dicen “Sigo aquí”.
Ruth
El momento más difícil de mi vida fue empezar desde cero, obligarme a cruzar un lago que no quería cruzar, preguntarme ¿Cómo la persona que tanto me ama, me ha hecho tanto daño? Fue duro dejar lo que consideraba hogar, mi rutina, mis conceptos de amor, familia, lealtad. Ya no tenía presente ni futuro. Mi cuerpo me gritaba que debía salir en cada ataque de pánico o de ansiedad. Mi salud mental se desgastó y en un acto de querer morir dejé de comer y de dormir. Era extraño mandar fotos todos los días para comprobar que estaba viva, era raro que vigilaran mis pasos porque no podía hacerme cargo de mí misma.
SIGO AQUÍ: Pez, mi gatito le dio fuerza a mi vida, por Pez sigo aquí, me levantaba para darle de comer, agua y cambiar su arena. Pez me hizo regresar a mi centro. me di cuenta de que mi hogar soy yo y en él habita un ser que debo cuidar: Pez
Gloria
Mi mamá era mi adoración, mi gran tesoro; aunque a mi papá también lo amaba por ser una de las personas más nobles que he conocido y por lo mucho que me consentía; cuando él murió a mi edad de 9 años, por un lado sentí un alivio de ya no tener que correr y estar afuera de los hospitales esperando su recuperación y, por el otro pensé, “me queda mi madre” que es mi todo. Así que cuando la perdí teniendo 14 años, mi mundo se derrumbó.
Ella me dejó de un modo que nunca imaginé, ella se quitó la vida. Han pasado 24 años del hecho de esta partida y no tengo una respuesta tal cuál del porqué lo hizo, pero sí he comprendido más. Al día siguiente de la muerte de mi madre, quería dormir y ya no despertar. No dejaba de buscar una respuesta y de reclamarle a ella su abandono.
Mi familia desaprobó lo que mi madre había hecho y, en ese momento, fue cuando dije ELLA NO ES UNA COBARDE, ELLA NO ME DEJÓ SOLA, ELLA ME AMABA CON TODA SU ALMA. Me dejó en manos de su madre, mi abuela materna a quien también amé con todo mi corazón desde que tengo uso de razón; me dejó con quien la crío y confiaba ciegamente. Mi madre sabía que no podía estar mejor que con ella y que me había dejado algo muy bello.
SIGO AQUÍ: Tengo dos hijos que justo pedí de niña. Tengo un perro hermoso, sumamente noble y ahora una perrita que adoptamos. Tengo una tortuga que tiene conmigo 32 años porque me la compró mi mamá cuando tenía 6 o 7 años, sigo aquí con el amor más grande.
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